Lactancia artificial

Si por unos u otros motivos conviene darle a su hijo alimentación artificial, procure que lo note lo mínimo: cójalo en brazos como si le estuviera dando el pecho.

Al preparar el biberón es importante poner primero el agua y después la leche en polvo. La mayoría de las leches actuales siguen la siguiente proporción: por cada 30 cc de agua, 1 medida de leche (por tanto: 30 cc/ 1 medida, 60 cc/2 medidas, 90 cc/3 medidas, 120 cc/4 medidas). Al salir de la clínica le indicarán la cantidad que el bebé está tomando en ese momento. A partir de entonces podrá aumentar diariamente, sin forzar, alrededor de 10 cc diarios por toma, hasta llegar a 90-100 cc. por biberón.

El biberón debe prepararse especialmente antes de cada comida y dársele al niño previamente templado. Puede calentarse fácilmente con un cal lenta biberones. Si sobra algo tírelo y no lo guarde para la próxima toma.

La elección de la tetina y los orificios adecuados para que el niño coma correctamente, puede obligarle a probar numerosas tetinas antes de acertar con la correcta. Generalmente es necesario agrandar poco a poco los orificios iniciales por medio de una aguja gruesa calentada al rojo vivo. También puede lograrse haciendo una X con una hoja de afeitar, previamente desinfectada. El agujero será el adecuado cuando al invertir el biberón, gotee lentamente y al tomarlo el niño burbujee constantemente.

Después de comer, deberá intentar que el niño haga un eructo, especialmente si come con gran avidez. Para ello deberá incorporarlo y golpearle la espalda suavemente. En ocasiones no es posible obtener la expulsión de los gases y no es necesario entonces pasarse horas intentando que lo haga.

El hipo después de comer es habitual y no debe preocuparle.

La esterilización del biberón puede hacerse ya sea hirviéndolo o también empleando el método Milton, siguiendo correctamente las instrucciones.